¿Se puede vivir del fútbol en Bolivia? Reportaje
Periodico Los Tiempos 30/04/2018
En vacaciones escolares, las canchas de fútbol de diferentes escuelas deportivas se llenan de niños y niñas (ahora) de todas las edades, practican varias horas de la tarde, disfrutando de la compañía y soñando con algún día llegar a formar parte del club del que son hinchas.
Ellos hablan con mucho entusiasmo sobre sus ídolos y sus carreras, sin aún darse cuenta del intrincado camino para llegar a ser parte de un plantel y menos aún de cómo es enfrentarse siendo adultos a una carrera corta, a veces ingrata, y no tan lucrativa como ven en la televisión.
El jugador Paolo Guerrero, que milita en el club Flamengo de Brasil, gana 280 mil dólares mensuales, según una publicación del periódico chileno El Mercurio del año pasado, que realizó un ranking de los futbolistas mejores pagado en Sudamérica.
Guerrero ocupa el primer lugar en la lista comparativa, su sueldo mensual es el equivalente a 946 salarios mínimos nacionales, tomando en cuenta el último acuerdo entre el Gobierno y la Central Obrera Boliviana.
En noveno lugar de la lista de los mejores salarios, aparece el argentino Marcos Riquelme, que forma parte del club Bolívar con 20 mil dólares. Lo que significaría que ese sería el mayor monto que un jugador llega a ganar en el país.
El secretario General de Futbolistas a Agremiados de Bolivia (Fabol,) David Paniagua, manifestó que se tiene conocimiento de contratos que oscilan hasta los 25 mil dólares, sin embargo, son muy poco los deportistas con este haber.
“En Bolivia el promedio no llega a ser 3 mil dólares mensuales, pero es muy desequilibrado, del cien por ciento de futbolistas, el 10 por ciento gana más que el otro 90 por ciento”, manifestó. Además aseguró que incluso se detectó sueldos desde 150 dólares, casi la mitad de un sueldo mínimo nacional.
Hace una semana, el club Universitario de Sucre jugó con solamente once futbolistas juveniles (sin suplentes) ante Wilstermann el partido correspondiente a la penúltima fecha del grupo B del torneo Apertura. El cotejo se disputó en el estadio Capitán Angulo, en Sacaba.
En el primer tiempo el Aviador ganó (7-0) ante el arquero de 15 años y en la segunda parte de encuentro sólo se presentaron 7 jugadores, el resto alegó lesiones. Sin embargo, uno se «lesionó» y dejó al equipo con seis lo que obligó a la finalización del partido por walkover.
El club sucrense recurrió al equipo juvenil ante la medida de presión del primer plantel, que protestaba por la falta de pago de sueldos.
A propósito de este incidente con el equipo de Sucre, el periodista Juan Pastén difundió, en Twitter, una lista de sueldos del club de la capital nacional, en la cual se evidencia que un jugador figura con un sueldo de 200 y 300 dólares. En promedio la planilla de más de 20 personas gana 2500 dólares.
“A veces por ignorancia los mismos dirigentes y de los propios jugadores hemos visto tratos de 200 dólares, entonces ese contrato, la norma establece que no puede ser de 200 dólares tiene que ser un contrato, que suscribe la Liga (ahora División Profesional) y que está sujeto a rédito, no puede ser menos que el sueldo mínimo vital”, señaló Paniagua y puso el ejemplo del club Universitario de Sucre.
El representante de Fabol señala que encontraron 7 casos de sueldos de 150 dólares hasta 250, que pidieron al Tribunal Deportivo que se nivelen ya que iban por debajo del salario establecido en el país.
El presidente del club Aurora señaló a principio de año, que la planilla del primer equipo sería de 50 mil dólares, tomando en cuenta la crisis economía que arrastran desde hace un tiempo. Dividir ese monto entre los casi 30 jugadores con los que cuenta da un promedio de algo más de 1.600 dólares.
Esta escena que registró en Sacaba la anterior semana con el club de Sucre, y es un hecho que se repite. En Santa Cruz, a finales de marzo, los futbolistas de Blooming entraron en paro como medida de presión para que se cumpla el pago de sus sueldos.
A finales del año pasado, los profesionales de Petrolero del Chaco denunciaron que tuvieron que dormir en el piso de los vestuarios donde iban a jugar y que los viáticos no les alcanzaban para nutrirse de forma correcta.
Jugadores de Petrolero descansan en el piso dele estadio paceño. Foto: @FmLasserYacuiba
En diciembre de la pasada gestión, el club Real Potosí puso en marcha una campaña para recaudar fondos y pagar la deuda que se tiene con los jugadores que supera los 180 mil dólares.
En ese entonces, el plantel de la Villa Imperial perdió puntos por la deuda y empezó el torneo Apertura con un número negativo.
David Paniagua, explica que uno de los problemas a la hora de pagar honorarios es que los dirigentes no explican cómo solventarán los gastos y que muchos casos confían en que puedan conseguir un premio en la Copa Libertadores o en la Sudamericana.
“Imagínese hacer un presupuesto sobre algo que no es seguro, no es serio”, consideró.
Espera que esto cambie con las exigencias de la Conembol a través del Reglamento de Licencia de Clubes, que entre sus criterios financieros señala la presentación de un presupuesto anual y un “sustento documentario”.
Se conoce que 12 de los 14 clubes presentes en el torneo Apertura 2018 cuentan con la licencia de club, ya que es un requisito indispensable para participar en las competencias internacionales.
Sin embargo, el panorama sigue siendo el mismo en cuanto a la cancelación de los sueldos.
En Bolivia a diferencia de otros países como Argentina, los clubes nacionales son asociaciones deportivas con diferente tipo de administraciones, según explica Hugo Miranda, uno de los primeros blogueros del país que aborda diversos tópicos, entre ellos fútbol.
Miranda explica que las instituciones al tener una naturaleza social, son instancias sin fines de lucro, y explica que en el caso del club Universitario son dependientes de la Universidad San Francisco Xavier, y que el presupuesto debe estar incluido en el POA de esa entidad académica.
A diferencia del club Bolívar que es administrado por la empresa Baisa, cuyo presidente es el empresario boliviano Marcelo Claure.
La empresa llegó el 2008 en un momento de crisis económica de la academia, y desde entonces amortiguan los gastos del club.
En marzo de este año, Claure afirmó en Twitter que: “Bolívar pierde en promedio $us 2 millones al año. Eso lo pongo yo de mi dinero como una donación ya que lo mal que está administrado el fútbol en Bolivia hace imposible que un equipo pueda ganar dinero. Es así de simple”, manifestó el empresario.
En Bolivia, los clubes dependen de del pago de la televisación y en algunos casos incluso dependen de la suerte de ingresar a los torneos internacionales para poder cubrir sus gastos.
Paniagua señala que la mayoría de los clubes toman en cuenta en sus presupuestos el hipotético caso de ganar uno de los premios de las Copa Libertadores y Sudamericana.
En principal ingreso que tienen los clubes es la televisación de los partidos. Paniagua manifestó que en Bolivia son los peor pagados por la emisión de los encuentros.
En enero, el entonces presidente de la Liga (ahora División Profesional) Carlos Ribera apuntó que Bolivia es el país que “menos dinero recibe”, siendo que cada club, de manera anual percibe un total de 130 mil dólares por la venta de los derechos de televisación.
Por su parte, durante su posesión a inicio de mes, el presidente de la Federación Boliviana de Fútbol, César Salinas, señaló que buscará mejorar los ingresos por el concepto de televisación.
Miranda señala otro asunto por resolver que es la asistencia de los hinchas a los partidos y señaló que los únicos partidos que completan sus tribunas son los clásicos.
En el partido del sábado, que Aurora ganó (2-0) a Nacional Potosí en el estadio municipal de Sacaba, se tuvo una recaudación de un poco más de 20 mil bolivianos y una asistencia de 828 personas, según prensa de El Equipo del Pueblo.
Cabe recordar, que además los clubes deben pagar el uso del escenario deportivo, además de solventar la logística que conlleva organizar un partido.
Hace una semana, el presidente del celeste, Jaime Cornejo, señaló la falta de apoyo de los hinchas y enfatizó sobre el problema económico por el cual atraviesa la institución. Las declaraciones las realizó tras la derrota de Aurora por 5-1 ante Wilstermann, en Sacaba.
En ese momento anunció que dejaría su cargo a finales del mes de abril, sin embargo un día después reconsideró esa decisión.
La familia de Jaime Cornejo asumió la mayor parte de la responsabilidad del elenco popular desde julio de 2016.
El año pasado, el celeste logró ganar su cupo de regreso al fútbol profesional tras tres años de ausencia.
El escenario de tribunas vacías es una constante en los diferentes departamentos. Sin embargo, en otros países el panorama es distinto.
¿Qué hace uno de los clubes más grandes de la Sudamérica para solventarse? Según el portal oficial del River Plate de Argentina, el registro de socios es su “principal motor” del resurgimiento de su economía, y su segunda variable son los ingresos relacionados al marketing de la marca River. Sólo el 7 por ciento de su torta de ingresos está en función a la televisación, “ahí hay un campo para seguir mejorando”, indica el tesorero de la institución argentina, Andrés Ballota.
Sin embargo, tampoco se puede olvidar que Bolivia tiene un nivel económico diferente a los países vecinos.
Si bien en las últimas 12 gestiones, el salario mínimo en Bolivia se ha cuadruplicado hasta llegar a superar los 2 mil bolivianos, el país se encuentra en la parte inferior de la escala de salarios mínimos a comparación de los demás en la región.
El primer lugar de la lista lo ocupa Argentina con un salario mínimo equivalente a 544 dólares, sin embargo su inflación superó el 21 por ciento.
La vida laboral de un futbolista es corta en comparación a otras actividades, además que está rodeada de desgaste físico y exige una disposición a tiempo completo en el caso de los jugadores profesionales.
Según, el secretario general de Fabol, David Paniagua, 35 años es la edad promedio en la que los jugadores deciden colgar los botines.
“La carrera es demasiado corta, peregrinar a esa edad, se supone ya tiene familia. Tiene dos, tres hijos y debe estudiar o querer formarse o aprender otra cosa ya cuando se ha terminado, cuando se ha retirado es casi imposible y en Bolivia deben ser muy pocos los futbolistas que han terminado con una buena suma de dinero, de emprender algún negocio o alguna cosa que le pueda permitir vivir el después”, cuenta el ejecutivo.
Paniagua es exfutbolista, y formó parte de The Strongest, Bolívar, Blooming y la selección nacional durante las décadas de los 80’s y parte de los 90’s. También participó en la Copa Libertadores.
Cuando él tenía 21 años sufrió una grave lesión que lo llevó a reflexionar sobre su carrera.
“Cuando estaba en The Strongest, tuve un desgarre, me tuvieron que operar y eso hizo que realmente me preocupara. Yo volví a Santa Cruz después de estar dos años en The Strongest, lo primero que hice fue retomar mis estudios de la Universidad”, recuerda.
Por su paso de cinco años en Blooming logró completar la carrera de Derecho. Luego se marchó a Bolívar egresado y durante su estadía en La Paz preparó su tesis, un año después volvió a Santa Cruz para defender su título.
“Empecé a hacer lo que hago hasta ahora, que es ser abogado”, relata y señala que esa época el fútbol “no era tan a tiempo completo”.
Paniagua manifiesta que se debería brindar oportunidad a los jugadores para desarrollar la academia a la par de su labor en el deporte, ya que cuando se retiran de los escenarios deportivos tienen en promedio 35 años.
“Peregrinar a esa edad, se supone ya tiene familia tiene dos, tres hijos y que debe estudiar o querer formarse o aprender otra cosa ya cuando se ha terminado, cuando se ha retirado es casi imposible y en Bolivia deben ser muy pocos los futbolistas que han terminado con una buena suma de dinero, de emprender algún negocio o alguna cosa que le pueda permitir vivir el después”, comenta Paniagua.
En algunos casos los futbolistas deciden invertir el dinero y su imagen, en diferentes emprendimientos.
Uno de los ejemplos es el jugador paraguayo naturalizado boliviano, Pablo Escobar, capitán de The Strongest, quien el año pasado puso a la venta su línea de ropa deportiva en convenio con la empresa Pure Cotton.
Esa misma temporada, Escobar formó parte de una campaña del suplemento alimenticio Terbonova junto a Alejandro Chumacero, en ese entonces parte de El Tigre, acompañados de William Ferreira y Juan Carlos Arce, ambos del club Bolívar.
Escobar además afirmó a medios paceños que tomaba cursos para ser entrenador, gerencia deportiva, entre otros con modalidad virtual.
“Prepararse, no sólo para el fútbol, sino para la vida porque después de esto hay que seguir viviendo y creo que hacer lo que nos gusta es lo mejor”, manifestó en esa oportunidad.
Algo similar sucede con el exjugador, Julio César Baldivieso, que hace poco dejó de ser técnico de la selección de Palestina y luego decidió terminar un curso para obtener su título de director técnico internacional en Buenos Aires tras pasar la capacitación en la Asociación de Fútbol de Argentina (AFA).
Sin embargo no todos logran equilibrar sus carreras y un infortunio cuando menos lo esperan puede cortar abruptamente su camino.
“Es demasiado triste hay muchos futbolistas que no saben qué hacer porque, además, no saben hacer otras cosas. Lo único que sabemos es entrenar y patear la pelota y jugar al fútbol, estar concentrados, tener algún tipo de privilegios que muchas veces nos desubican porque creemos que toda la vida va a ser así”, señala Paniagua.
El técnico Xabier Azkargorta, que se hizo famoso en el país por clasificar a la Verde al Mundial de USA 1994, en su libro “Difícil de entender, imposible de olvidar” tiene un acápite donde relata lo complicado que es para los jóvenes que quieren dedicarse al deporte acoplarse a estudios académicos.
“Compaginar formación académica con formación deportiva profesional debe ser preocupación preferencial en la sociedad moderna, dada la gran apetencia de la juventud por el deporte. No todas las facultades ofrecen la posibilidad de un horario flexible o adaptable a las competiciones deportivas”, escribe el “Bigotón” y comenta que el problema llega en época de exámenes.
“Al final se termina por abandonar una de las dos cosas y casi siempre son los estudios. Si se llega a ser un buen profesional del deporte no hay problema, ni siquiera cultural, porque el que quiere cultivarse culturalmente encuentra fórmulas en su tiempo de ocio, pero si uno queda a mitad de camino, casi nadie retoma los estudios y vienen los problemas de adaptación”, explica.
En un país donde la economía y la administración del deporte aún tratan de estructurarse, los centenares de futbolistas profesionales intentan hacer realidad ese sueño de niño, en medio de la fugacidad del tiempo y las oportunidades.